Me gustaba estar a su lado, sentirme pequeña junto a él. Me encantaba cada vez que me miraba y me hacia apartar la mirada, temía que en mis ojos descubriera lo revoltoso que mi corazón estaba, temía acercarme a él por si notaba que el nerviosismo se apoderaba de todo mi cuerpo, rompiendo en un temblor de inmensa felicidad. Me encantaba verle sonreír, eso me volvía completamente loca, aquella sonrisa amplia acompañada de mucha dulzura conseguía que mis ojos brillaran.
Y cuando su mano rozaba la mía un extraño escalofrío recorría cada rincón de mi cuerpo, su mirada provocaba en mi una sonrisa de completa idiota. podría pasarme horas disfrutando de su presencia y jamas me cansaría. Me apasionaba su voz, aquella que ponía mi piel de gallina, mis ojos se clavaban en sus carnosos labios mientras cada palabra resonaban en ellos como la mas dulce melodía, que provocaban a los míos, que pedían a gritos ser besados por esos labios deseables.
Sabia perfectamente que el día que nuestros labios se rozaran mi mundo completo temblaría y mi corazón entraría en un profundo coma hasta que abriera los ojos y estos se percataran de que había sido real y no una simple alucinación.
Me gustas tu, con tu caminar, tu mirada tímida, tu sonrisa dulce y la forma en la que me demostrabas que cada segundo a tu lado realmente merecían la pena. Yo que le temía al amor, había tirado la toalla en eso de sentir, y ahora vienes tu, con esa perfecta sonrisa, con esa dulzura que inunda a mi corazón de felicidad, con tu forma de ser que vuelves aun mas a mi mundo patas arriba, cómo no voy a pensar en ti, si me has devuelto la ilusión en cada amanecer y que no cese de querer una vida envuelta en tus brazos, que junto a ti estoy segura de que el tiempo volará, pero ya soló con tus besos me importarían demasiado poco aquellos entrometidos tic-tac del reloj, que me vuelvo música al tempo de mi corazón empujando por la dulzura de tus labios, todo esto y mucho más es lo que pienso, cuándo te veo, cuándo... callo.
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