Una canción que se repite, un cigarrillo consumiéndose como lo hace mi corazón que ya no se si llamarlo así porque cada remiendo lo hace diferente, especial.
Y llegaste tu cambiándolo todo a su paso, sanando a todos los trocitos rotos de este corazón malherido con cada uno de tus abrazos, llenando a mi órgano vital de cariño y esperanza y colmando a mi cuerpo de ilusión con cada roce de tu piel.
Para luego volverlo a romper y seguidamente arreglarlo con unas de tus sonrisas como si nada hubiese pasado; y así es como rompes y arreglas a mi corazón tantas veces al día y luego no sabes si besarle o dejarlo roto.
No sabes si acariciar sus latidos o destruir cada uno de ellos sin la mas mínima compasión, ignorando todo lo que puedas hacerme sentir y prestandole mas atención a tu egoísmo, así como tampoco sabes si quedarte a mi lado o salir huyendo como tantas veces hiciste, dejando al núcleo de mi cuerpo totalmente envuelto en oscuridad esperando a que vuelvas con tu luz para rescatarlo.
Y así es como mi corazón se convirtió en marioneta ignorando a todo lo demás y absorbiendo cada rayo de luz que tu le dabas, y él que se mueve con cada latido no se percata que aquello mismo que le hacia feliz le destruía lentamente haciéndole quebrar en mil pedazos.