Y no me enamoré de sus ojos, me enamoré de su mirada perdida, no me cautivó su voz sino su silencio, no me fijé en su cuerpo porque decidí recorrer cada cicatriz.
Ni siquiera me enamoré de su sonrisa, me prendaron sus lágrimas, no me gustaba su alegría, me gustaban sus ruinas, esas que pasaban a ser la más hermosa escultura cada vez que le abrazaba.
Entonces sientes que no te enamoras de su cuerpo, ni siquiera sus manías y es cuando una noche descubres que no sabes que es lo que realmente te enamoró de él, pero tienes cada momento guardado en tu cabeza, sobran fotos para acordarte de cada uno de ellos pues los mejores recuerdos se guardan en el corazón. Y de repente piensas en su sonrisa y sin quererlo sonríes, recuerdas su voz y te estremeces y entonces es ahí cuando te das cuenta de que realmente estas jodida, porque joder...No sabes que fue lo que te enamoró pero no hay persona encima de la tierra que te haga sonreír como lo hace él.
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