Existe una persona de esas que, desde su llegada, ya nada es lo mismo, con la que aprendiste a amar, a besar con el corazón, a hacer el amor con las miradas, a desnudar su sonrisa. No hay momento en el que no le pienses, mi mensaje que no te haga desatar los nervios. Entonces comprendes porque otros besos no te sacian y porque otras caricias no te desnudan el alma. Sientes que no quieres otros ojos, ni otros labios, ni siquiera otras manos. Firmarías sin dudar por una vida a su lado, por despertar cada día oyendo su voz y sentir que con esa persona lo demás te es indiferente. Dejarías en sus manos tu diminutivo corazón rebosante de amor para que jamás olvide todo lo que de verdad sientes, porque hay sentimientos tan reales que ni siquiera todas las letras del abecedario podrán describirlo.
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