era un sábado como otro cualquiera, salí de fiesta estaba lloviendo y mi casa quedaba un poco lejos comencé a correr torpemente, al rato termine cansada <<que mas da que corra si no se puede estar mas mojada>> pensé. iba caminando en silencio tiritando de frió las heladas gotas de invierno caían en mi pelo y después resbalavan rápidamente hasta mis mejillas, de repente vi que alguien me tapo con un gran paraguas rojo al principio pensé que seria unas de esas señoras que me dicen que me tape o terminare cogiendo una pulmonía pero me llego el olor del perfume de la persona que me cubría con el paraguas, me decidí por guardarme la vergüenza y mirarle y entonces le vi a el con sus enormes ojos clavandose en los míos con su linda sonrisa capaz de iluminar el rincón mas oscuro, se quito su cazadora y me la echo por encima de los hombros me acerco a el acurrucándome entre su pecho y luego me sonrió en ese momento sentí que el frió desaparecía que dejaba que llover, que no existía momento mas lindo, que todo lo demás desaparecía.
sentí que ese largo camino junto a el se hacia corto, el no dejaba de hablarme de contarme cosas y de hacerme sonreír hasta que al fin llegamos a mi puerta yo le di las gracia y me gire para abrir la puerta entonces el me agarro del brazo y me llevo rápidamente hasta su pecho, me mio a los ojos me acaricio la mejilla derecha y me beso, me dio el mas dulce y tierno beso que jamas nunca nadie me dio.
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